lunes, 4 de abril de 2011

"L´enfant sauvage", François Truffaut, 1960


Jean Pierre Cargol como Victor en el film "El pequeño salvaje", François Truffaut (1960). El caso de los "niños-lobo" supuso poder responder de forma empírica a cuestiones "filosóficas" como  ¿Son innatas o adquiridas las cualidades, el comportamiento y las ideas que definen a los seres humanos? ¿Cuál es el efecto del contacto social durante los años de formación, y se puede superar su carencia? Jean Itard, quien se ocupó del "pequeño salvaje" fue ante todo, un pedagogo. Victor no aprendió a hablar pero demostró afecto ¡especialmente hacia el ama de casa de Itard, la señora Guérin!


Conversación casual escuchada en una terracita del Mercado de Colón:

-Mama qué le pasa a ese señor (el niño señala a un mendigo que se golpea la sién).
-Nada contesta la madre (apurando un Martini) eso le pasa a los que no obedecen...

Dejando a una lado el exceso ejemplarizante, y en general, toda la cuestión pedagógica, no pude dejar de observar el matiz estremecedoramente cierto y el fino diagnóstico de la madre acerca del funcionamineto social y en particular del desvío meritocratizante de nuestro actual Estado social de derecho y su corolario: nuestro peculiar bienestarismo social; se me ocurrió, al hilo de la brutalidad moral de esta señora, otra excusa para volver a la primera entrada de este blog (la de "Jeder für sich...") y de paso colgar una foto de la hermosa película de Truffaut:

Víctor del Aveirón, Gaspar Hauser, el niño oso de Lituania... la extraordinaria prosa de Jean Itard se torna obsoleta. No fueron propiamente niños lobo o niños selváticos, al menos no de forma tan acabada como la que procura la, así denominada, "familia tradicional"... transmisora del actual, pero muy hobbesiano, proceso de socialización basado en la lucha, el éxito y la competencia, depositado hoy natural y civilmente en un hombre lobo, una mujer pantera, y un colegio de pago con clases en inglés.