viernes, 27 de julio de 2012

no olvidamos a rogovin: imágenes de los olvidados


"Toda mi vida me he fijado en el pobre. El rico tiene sus propios fotógrafos".
Milton Rogovin (1909–2011)




"Milton Rogovin, fotógrafo de los olvidados"

"Milton Rogovin vivió más de la mitad de sus 101 años dirigiendo el foco de su cámara a los más desprotegidos por la sociedad: los pobres y los desempleados, a los que llamaba "los olvidados", nombre que dio lugar a una serie de retratos tomados durante tres décadas a más de 100 familias residentes en las zonas desfavorecidas de Buffalo (Nueva York), donde falleció el pasado 18 de enero.
Nacido en Brooklyn el 30 de diciembre de 1909, se licenció en Optometría por la Universidad de Columbia en 1931. El pequeño de tres hermanos, tuvo que sufrir la bancarrota del negocio familiar provocada por la Gran Depresión de los años treinta. Tras ella, trabajó como optometrista en Manhattan, época en la que se convirtió en asiduo lector del Daily Worker, periódico comunista que le acercó la imagen de la sociedad más desfavorecida a través del trabajo de los fotógrafos Jacob Riis y Lewis Hine.

La prensa local le tachó de "rojo número uno de Buffalo"

En 1938 se trasladó a Buffalo, donde abrió su propio negocio de óptica, que daba servicio sobre todo a los sindicatos de trabajadores. Tras haber servido tres años como voluntario en la guerra, en 1942 se casó con Anne Snetsky y volvieron a Buffalo, donde se vinculó definitivamente con la rama del partido comunista mientras desarrollaba su profesión dentro del sindicato de óptica.
Por estas actividades tuvo que testificar en 1957 ante el Comité de Actividades Antiamericanas, organismo surgido en medio del anticomunismo que se generalizó en EE UU en plena guerra fría. Ante su negativa a hablar, el periódico Buffalo Evening News lo tachó de "rojo número uno de Buffalo". Él y su familia sufrieron tal boicoteo que acabó en la ruina.

Sobrevivieron con el salario de maestra de su mujer, y él comenzó a llenar el obligado tiempo libre tomando fotografías de las gentes y barrios más desfavorecidos de Buffalo. Eran retratos espontáneos de personas que encontraba en las calles, a las que nunca les decía cómo posar ni vestir. "Al principio fue difícil, ya que ellos pensaban que yo era de la policía o del FBI", declaró Rogovin en una entrevista.
En 1961 comenzó a exponer sus imágenes gracias a la invitación de un amigo suyo, William Tallmadge, profesor de música en la Universidad Estatal de Nueva York. El éxito de esa y otras exposiciones le animó a dedicar más y más tiempo a la fotografía, que empezó a considerar como medio de cambio social. En 1972 obtuvo un máster de Artes en Estudios Americanos y presentó su mayor exposición hasta entonces en la galería Albright-Knox de Buffalo.

Durante los siguientes años, Rogovin encontraba rincones "olvidados" en las reservas indias de Nueva York y en las comunidades de países como China, Escocia o España. Con ese material publicó libros, celebró exposiciones por todo el mundo y su obra pasó a formar parte de las colecciones de instituciones como la Biblioteca Nacional de París, el MoMA de Nueva York, el Museo Getty de Los Ángeles y el Museo Victoria y Alberto de Londres. La Biblioteca del Congreso de EE UU adquirió una parte de su archivo en 1999. Su mujer, Anne, le ayudó a organizar sus fotografías hasta que falleció en 2003.

"Son personas que no están socialmente de moda, pero tienen una intensidad personal que es reflejo de un mundo perdido en medio de una cultura que celebra la belleza y el poder". Esta crítica, publicada por Holland Cotter en The Times, sirve de epílogo al trabajo de un fotógrafo que no abandonó nunca su conciencia social. El propio Rogovin lo reflejó en una frase que resume su trayectoria: "Toda mi vida me he fijado en el pobre. El rico tiene sus propios fotógrafos".

El País, domingo 30 de enero de 2011


"Son personas que no están socialmente de moda, pero tienen una intensidad personal que es reflejo de un mundo perdido en medio de una cultura que celebra la belleza y el poder",  Milton Rogovin


miércoles, 25 de julio de 2012

profesores

miércoles, 11 de julio de 2012

imágenes como símbolos (I): el puente

 "(...) hay puentes de palabras como los que tienden los poetas, puentes volados, puentes de plata para los enemigos que huyen, puentes cubiertos de nieve..., pero ninguno ha alcanzado para mí la categoría simbólica del viejo puente de Mostar que unía el barrio musulmán con el croata católico y que fue construido por el arquitecto Haireddín en tiempos de Solimán el Magnífico con una geometría limpia de un solo arco. Su estructura resistió los embates de más de cuatro siglos de guerras entre el imperio austrohúngaro y el turco y sirvió de escapatoria a fugitivos de uno y otro bando que lo recorrieron a uña de caballo. Pero no pudo soportar el combate casa por casa de la última guerra balcánica.



Es un lugar común pero no por ello ni menos cierto ni menos bello decir que el puente es una imagen de la unión.
El de la foto es el puente sobre el Neretva, puente de Mostar en Bosnia, unía, pero también separaba,  a católicos y musulmanes, aunque, obviamente, no sólo a ellos. Destruido durante la horrenda (y vulgar de tan cruel) guerra de los balcanes, se reconstruyó en 2004 siendo declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO
 

Lo primero que conocí de Mostar fue el muñón desventrado de ese viejo puente, que ahora ha sido reconstruido. Abajo, en el barranco del río Neretva, había un cafetín al aire libre donde algunos voluntarios de ONG y miembros de la misión internacional alternaban con los más jóvenes del lugar. Aquellos muchachos de Mostar-Este mostraban una extraña oscuridad refugiada en los ojos, como si tuviesen cortada alguna conexión con el mundo, lo que resultaba comprensible encontrándose como se encontraban al otro lado de un puente roto (...)"

Susana Fortes, "Cruzando puentes", Babelia, El País, 22 de marzo de 2008


echando unas risas



Mladic en el Tribunal Penal Internacional para la Ex-Yugoslavia

"(...) para acercar a los jueces la repercusión humana del proyecto, la acusación ha mostrado tres documentos gráficos esenciales.
El primero era la foto de un adolescente de Srebrenica asesinado en 1995 por la espalda por las tropas de Mladic. La víctima fue uno de los 8.000 varones tiroteados ese mes de julio, una vez tomada la ciudad por el Ejército serbobosnio. La instantánea es semejante a las extraídas del vídeo filmado en la localidad bosnia por los Escorpiones, un grupo paramilitar serbio. Descubierta en 2005, la grabación dio la vuelta al mundo y demostró que las muertes de Srebrenica fueron reales.

La segunda imagen procede de otro corto, esta vez sacado de un informativo televisivo, que captó Markali, el mercado de Sarajevo tras un bombardeo serbio en agosto de 1995. “Era una hora punta de compra de alimentos y hubo 30 muertos y 70 heridos”.


Los cadáveres esparcidos entre los precarios puestos de frutas y verduras han reaparecido en el tercer documento. Era un montaje del sitio de Sarajevo (1992-1996) a base de reportajes de la BBC sobre el terreno: los bombardeos diarios de la ciudad, los tiros de los francotiradores serbios y la penuria diaria de los habitantes (500.000 de todas las etnias bosnias antes de la guerra) han apoyado la principal alegación de la fiscalía. “Para crear el Estado serbio que se proponían, fue preciso cambiar la realidad de una región interétnica y lanzarse a la limpieza étnica”, según Groome (...)"

"La denuncia de la limpieza étnica marca la apertura del proceso contra Mladic", El País, 20 de mayo de 2012


Underground, Kusturica, 1995