sábado, 27 de marzo de 2021

LA NORMA Y LA IMAGEN en el día del teatro: La moral del teatro como moral de la vida

 «Partiendo del hecho escénico se ha puesto de manifiesto la influencia que las propias leyes del género teatral pueden tener en el planteamiento de los problemas morales; la presentación y el encadenamiento psicológico de los personajes están dictados por las leyes de la comedia que no son las leyes de la vida, pero que tienen tanta o mayor coherencia y rigor. La comedia no busca una concepción bien definida de la condición humana y de los valores éticos, ni tampoco trata de proponer conclusiones de moral práctica —en la mayoría de los casos dichas conclusiones se limitan al terreno de los principios generales— sino que busca sobre todo una purificación por el ridículo, una comunicación con el espectador —el cual se distancia de la acción por medio de la risa— y por ello recurre a la pintura de excesos y extravagancias de toda índole y por ende a una apología del sentido común».

Francisco Javier Hernández, «Una vida bajo el signo del teatro», en MOLIÈRE, El avaro. El enfermo imaginario, trad. carlos Ortega, Madrid: Cátedra, 1995.


El avaro o la escuela de la mentira en el Teatro Coyoacán puesta en escena de Felipe Oliva.

En el día del teatro, recuerdo que de joven ya me gustaba mucho Molière y quizá por ello en nuestro estudio sobre literatura y filosofía de las normas lo primero que leemos son los retratos de La Bruyère, los animales de La Fontaine o las inteligentísimas máximas de La Rochefoucauld.

Lo que tratamos de poner de manifiesto en el proyecto "la norma y la imagen" no es solo la transmisión de una moral desde la ficción, sino una reproducción de sentido contrario: partiendo del hecho escénico se pone de manifiesto la influencia que las propias leyes de los géneros dramáticos tienen en el planteamiento de los problemas morales, o dicho de otra forma, las leyes de la comedia tienen tanta coherencia como las leyes de la vida. 

Y lo que es más inquietante: comparten su mismo rigor.