miércoles, 1 de abril de 2020

La norma y la imagen: arte nazi y Olimpia

En el siglo XX regresan las jerarquías monumentales: construcciones carismáticas, auráticas, intentos de conversión en mito, líderes asesinos como Hitler, Franco, Mussolini o Stalin elevados a categorías sobrenaturales o santificadas  ligadas tanto a la memoria como al discurso épico de la nación. El culto a la imagen de Mussolini como líder salvador monopolizó toda la vida pública italiana y mediante carteles, esculturas, murales, pinturas y otras expresiones artísticas. El racismo también designa un fenómeno de delirio, desigualdad social, discriminación y abuso de poder. 

El nuevo arte alemán surgido durante el nazismo equipara belleza y salud en estatus de igualdad con la fuerza y el vigor de la raza aria . La representación del cuerpo humano por los escultores oficiales del régimen, Arno Breker y Josef Thorak representa la hipermusculación y las exageradas dimensiones de los modelos para resaltar cualidades morfológicas como símbolos ideológicos de una pretendida superioridad predestinada a dominar a otros seres humanos según unas hipotéticas leyes de la naturaleza. El arte, para alcanzar ese objetivo y elevar la conciencia del Völk debe ser transmisor de lo bello y vehículo de lo natural y de lo sano. 

Zeit der Götter. Der Bildhauer Arno Breker © Lutz Dammbeck

Es significativo que el Ministro de Propaganda, Joseph Goebbels fuera Doctor en Filología. Este arte alemán buscaba regirse por principios inamovibles, esenciales, inmemoriales, más allá de corrientes innovadoras y vanguardia, más allá de los dictados de la moda, una manifestación inmortal que surge de la naturaleza profunda de un pueblo y cuyas principales temáticas, rural y paisajística, acogidas al arte academicista del XIX, reivindican el trabajo individual (frente al intelectual) y las tradiciones ligadas al nacimiento, la raza, la identidad, y la pertenencia a una tierra. En El triunfo de la voluntad Leni Riefenstahl compone y ordena las imágenes del congreso del Partido Nacionalsocialista en 1934 en Núremberg, miembros uniformados desfilando, discursos encendidos para celebrar el regreso de Alemania a la categoría de potencia mundial, con Hitler como un mesías que devolverá la gloria a la nación. En Olimpia, el documental de 1938 la directora recoge la épica de unos juegos pensados para demostrar la superioridad alemana.  


Heiber von Kotze, H. Kraunsnick, Hitler, Habla el Führer, Barcelona: Plaza & Janés, 1973, p. 316. HINZ, J., Arte e ideología del nazismo, Valencia: Fernando Torres, 1978. MOSSE, G. I., La cultura nazi, Barcelona: Grijalbo, 1973.