lunes, 2 de febrero de 2015

Inquietantes imágenes de la justicia



En lo que sigue se continúa con la serie sobre justicia e imágenes iniciada en la entrada anterior (Y justicia para todos) publicadas ambas, originariamente en la on-line de ocio y cultura El Hype





Inquietantes imágenes de la justicia





Citas, broncas y algunas imágenes fundamentales de la justicia y el derecho.  Cuatro novelas y cuatro películas imprescindibles de crimen y justicia-ficción.


7. Cuatro películas sobre justicia y el derecho


En el episodio anterior, dedicado a ofrecer una imagen accesible del derecho y la justicia, vimos diosas y abogados (desde Testigo de cargo a Breaking Bad), imágenes del orden, la justicia, el bien, el mal y lo regulero. O, dicho con el escritor de novela negra y vecino de Moraria Chester Himes, los buenos actos, los malos y los que nos toca hacer. Si alguien, yo mismo, me preguntara qué cuatro películas han captado mejor la esencia y complejidad del derecho y la justicia, diría, siendo paritario con oriente y occidente, que: Rashomon, Kurosawa, 1950; Anatomía de un asesinato, Preminger, 1959; Matar a un ruiseñor, Mulligan, 1962; El último viaje del juez Feng, Jie Liu, 2006.


Rashomon: el derecho es razonamiento e... interpretación


8. ¿Y novelas?

En un reciente congreso sobre novela y crimen tomé nota de las recomendaciones de expertos criminólogos, escritores de novela negra y afamados penalistas. ¿Cuáles son?
Para Rafael Orts, catedrático de derecho penal en la Universidad de Valencia, el clásico de James M. Cain (The postman always rings twice, 1934). Hay tres versiones de la novela de M. Cain: Tay Garnett (1946) con los estupendos John Garfield y Lana Turner; Bob Rafelson, (1981) con Jack Nicholson y una de las mejores y más atractivas actrices de la historia del cine: Jessica Lange; Luchino Visconti (Ossessione, 1942) con Clara Calamai y Massimo Girotti.

Nicholson y Lange con la cara que se nos pone a muchos viendo en el telediario casos de corrupción


Para Vicente Garrido, reconocido criminólogo y escritor, los imprescindibles son A sangre fría (Truman Capote, 1966) y Extraños en un tren, primera novela de Patricia Highsmith. Un año después de su aparición, Hitchcock la adaptó para el cine con guión de Raymond Chandler.


Capote: profundo e inquietante retrato del criminal pero también de la justicia


Precisamente, uno de mis personajes preferidos, Tom Ripley, viene de la gatuna pluma de Highsmith, encarnación de esa moral suspendida de la que hablaba Kundera como ambiente propio de la novela en general. David G. Panadero, periodista y escritor (Los viejos papeles) director de Calle Negra y coordinador de Prótesis, publicación consagrada al crimen, recomendó Vertigo, de Boileau-Narcejac.





9.  Abuso o ingenuidad del orden que el derecho garantiza

Muchos profesores parecen orgullosos de asegurar en las facultades de Ciencias Jurídicas que el derecho garantiza el orden. Como si eso fuera bueno, hype o apuabullante. El derecho garantiza el orden, de acuerdo, pero cabría discutir qué orden queda o debe quedar garantizado.

En la Sudáfrica de Coetzee, como en la ficción de Neil Blomkamp, hay un orden: playas y restaurantes para blancos y playas y calles para negros; un lugar para unos y otro para los otros.


El otro siempre sale jurídicamente malparado



El orden del que se hartó Rosa Parks, por ejemplo, mandaba a los negros levantarse si a algún blanco no le apetecía viajar de pie. Y todo eso se mantenía por ley. También aquí las mujeres debían pedir permiso a sus maridos si querían abrir un negocio y durante mucho tiempo no se les dejaba votar.



Dorothy Counts en el aula (de blancos)



Aún hoy altos cargos de la política dicen tener que esforzarse en no subir mucho el nivel intelectual al hablar con la mujer, pues esta –de natural, menor y limitada– podría quedar cegada, como sobrepasada y aturdida.



El derecho es lucha por el derecho



10. Imágenes de lo aberrante: la ficción distópica


Las tres distopías clásicas del siglo XX (1984, Orwell; Fahrenheit 451, Bradbury; Un mundo feliz, Huxley) acertaron al dibujar un futuro peor. Tampoco hacía falta mucha imaginación. Ya había, en el momento de ser publicadas, latitudes donde un tipo con bigote podía hacer a su medida el futuro pero también pasado, manejando a su bigotuda voluntad la vida y los sueños de los hombres; había, ya, personas que no leían o que leían sólo para no pensar; había ya también, ese tipo de hilo musical en las habitaciones de hotel cuya letra viene a decir que no hay, desde esa la lujosa suite, un mundo real.


Como en Relatos salvajes, hay gente que no puede... más.



El cine de ficción de hoy no imagina el futuro de forma novedosa: proyecta en él los dos escándalos de nuestro tiempo, a saber: la xenofobia institucional hacia el inmigrante (pobre) y la desigualdad económica, social o material.





Elysium, Blomkamp, 2009: utopía invertida. En el futuro, como hoy, el bienestar es de unos pocos.



En efecto, la tierra es un esferoide oblato achatado por los polos, con un abultamiento alrededor del ecuador y una ligera inclinación hacia el mal gusto, la injusticia, la crueldad y el pensamiento reaccionario.

No está escrito en el mapa de las estrellas que nuestra época no contenga aberraciones de la misma naturaleza que las vistas más arriba, aberraciones que, como las anteriores, se defienden institucionalmente por gente de hablar serio y respetable, con policías o por ley.




Esta fotografía no es de Elyseum ni de otra película de Blomkamp.



En la próxima y última entrega: las mejores fotografías, representaciones artísticas de la justicia, algunos dramas: Klimt, Pussy Riot, Banksy y Barceló.



Hermosos: rostros de Count y de la Parks.
Malditas: fronteras y verjas con cuchilla.