sábado, 12 de noviembre de 2011

Que te calles Carmele y Los viajes de Gulliver: la vida es una tómbola

Hola Carmele te escribo porque es la única forma de que me escuches callada.
Me he enterado de una primicia: Los viajes de Gulliver fue una de las lecturas preferidas y por tanto, sí, sí, pre-fe-ri-das, y por tanto una importante influencia, cállate Carmele, una influencia, decía, en teóricos políticos como Thomas Paine o William Godwing, sí, sí, William Godwing, el papá de la mamá en sentido metafórico, Carmele, me-ta-fó-ri.co, la "mama" te quería decir, entrecomillada si lo quieres así, vale, pero la mama, en todo caso, de "Frankenstein" (¡el moderno Prometeo!), Mary Shelley, ¡Mary Shelley! la escritora, la autoooooooora, claaaaro, su padre fue el marido de Mary Wollstonnnnnnnnnnnnnnecraft, sí, sí, la sufragista, Mary Shelley la hija que se llama Shelley por su marido, el poeta... Shelley, claro, ¿me sigues? ¡Que te calles Carmele!
Hablando de nombres, Carmele, Jonathan Swift fabuló lugares donde cabía otro tipo de normas, normas con sanciones positivas, premios o estímulo para lograr tal o cual fin que se considera valioso (como aquellas de las que luego hablara Norberto Bobbio), normas afortunadamente no "naturales" normas que podían ser de otra manera, sí, por eso lo pongo en el blog de mi tocayo, pero ¿sabes, Carmele? Swift también se inventó el nombre de Vanessa, sí, Carmele, como Vanessa Redgrave, o Vanessa Paradise, ¿que no sabes quién es, Vanessa Redgrave, Carmele? Pero si Canal 9 pone todas las noches sesión doble de Free Cinema inglés, que no Carmele, no, no, la Nouvelle Vague fue en Francia, pues sí, sí, la nueva ola, claaaaaaaaaaaaaaaaro, lo presenta, el de Tómbola...¡que no, Carmele! que quería ser irónico, como Swift, ¿satírico? muy bien, Carmele, tienes razón satírico. Nada, era sólo eso. Besos, besos, besos XXX.
Jesús (Mariñas).


Primera portada de Gulliver's Travels (1726) 

Viaje a Brobdingnag
Junio 20, 1702 — Junio 3, 1706
Cuando el barco «Adventure» es desviado por las tormentas y forzado a ir a una isla por agua fresca, Gulliver es abandonado por sus compañeros y encontrado por un granjero que es justo el contrario de los liliputienses (la escala de los liliputieneses es de 1:12; en Brobdingnag es al contrario 12:1). El granjero lo trata como una curiosidad y lo exhibe por dinero. La noticia se extiende y la Reina de Brobdingang quiere ir a ver el espectáculo. Adora a Gulliver y es comprado al granjero para llevárselo como favorito a la corte.
Como Gulliver es demasiado pequeño para usar sus sillas, camas, cuchillos y tenedores, la Reina manda construir una pequeña casa en la que puede ser transportado de un lugar a otro, a la que se refieren como la «casa viajera». Entre pequeñas aventuras como luchar contra avispas gigantes o ser llevado por un mono hasta el tejado, habla del estado de Europa con su Reina. La Reina no se impresiona con las historias de Gulliver sobre Europa, especialmente cuando se entera del uso de los cañones, las balas y mantiene una discusión acalorada con Gulliver sobre su civilización, las leyes...