viernes, 17 de diciembre de 2021

Pero, ¿esto es arte? Brancusi vs. United States (un texto del MoMA)

JULY 24, 2014  |  ARTISTSCOLLECTION & EXHIBITIONS
LA NORMA Y LA IMAGEN
“But Is It Art?” Constantin Brancusi vs. the United States

Have you ever puzzled over a work of art that bears little or no resemblance to its title? In 1926, the disparate relationship between an artwork and its textural description led to one of the most significant clashes of art and law in history: the case of Brancusi v. United States.

Constantin Brancusi (1876–1957) was born in Romania, but from 1904 he lived and worked as a sculptor in Paris. He was preoccupied by the theme of the bird, culminating in the sculpture Bird in Space, of which he made 15 versions in marble and bronze and a number of plaster casts. (MoMA’s 1928 bronze version is shown at left.) Brancusi sought to convey the essential nature of a bird, elegantly soaring upward in flight, without the need for traditional representational forms.

In 1926, Brancusi created a sculpture of Bird in Space (now in the collection of the Seattle Art Museum) and sent it from Paris to New York City for an exhibition of his work at the Brummer Gallery (curated by his great friend and advocate Marcel Duchamp). Although the law permitted artworks, including sculpture, to enter the U.S. free from import taxes, when Bird arrived, officials refused to let it enter as art. To qualify as “sculpture,” works had to be “reproductions by carving or casting, imitations of natural objects, chiefly the human form” (source: Rowell). Because Bird in Space did not look much like a bird at all, officials classified it as a utilitarian object (under “Kitchen Utensils and Hospital Supplies”) and levied against it 40% of the work’s value (source: McClean). Bewildered and exasperated by this assessment, Brancusi launched a complaint in court in defense of Bird in Space.

The initial question before the court was whether Brancusi’s work adequately resembled that which it was supposed to “imitate,” as indicated by its title. Passing that test would make it a sculpture (and therefore art) and exempt it from customs duties. The task of the trial became, however, how to define “sculpture”—and, for that matter, “art.” Testimony was provided by a number of experts, including the sculpture’s owner, Edward Steichen, an artist and future director of MoMA’s Department of Photography, as well as British sculptor Jacob Epstein and Brooklyn Museum Director William Henry Fox. During his testimony, the art critic Frank Crowninshield was asked by the court what it was about the object which would lead him to believe it was a bird. He responded: “It has the suggestion of flight, it suggests grace, aspiration, vigour, coupled with speed in the spirit of strength, potency, beauty, just as a bird does. But just the name, the title, of this work, why, really, it does not mean much” (Rowell).


Ultimately, the court was persuaded that its definition of what constituted art was out of date. The decision of Judge J. Waite read, “In the meanwhile there has been developing a so-called new school of art, whose exponents attempt to portray abstract ideas rather than imitate natural objects. Whether or not we are in sympathy with these newer ideas and the schools which represent them, we think the facts of their existence and their influence upon the art worlds as recognized by the courts must be considered” (Rowell).

In the 90 years since Constantin Brancusi first conceived Bird in Space, our understanding of what constitutes an artwork, and for that matter, who can occupy the role of artist, has become broader and more inclusive. How do you recognize what is and is not a work of art? Does an artwork’s title help you interpret an artwork? Is a title necessary to give the artwork meaning?



domingo, 15 de agosto de 2021

Krzysztof Kieslowski: No matarás.






«La ley no debería imitar a la naturaleza. En todo caso mejorarla. La ley la ha inventado el hombre para regular las relaciones sociales. La ley determina qué somos y cómo vivimos. Podemos cumplirla o violarla. La gente es libre. Su libertad está restringida a la libertad de otros.Y el castigo. El castigo es venganza. Sobre todo si hace daño sin prevenir el crimen. Realmente, ¿a quién venga la ley? ¿Venga a los inocentes? ¿Y los que hacen la ley son inocentes?»


Decáloog 5 (Dekalog, piec, Krzysztof Kieslowski, 1990): No matarás.




jueves, 12 de agosto de 2021

Una habitación para los libros prohibidos de Alicia Framis (Artículo de Roberta Bosco en El País)

«Una habitación para los libros prohibidos. La Fundación Blueproject estrena una instalación de Alicia Framis».

por ROBERTA BOSCO

El País (Barcelona, 22 de enero de 2017)


«De la Biblia a Harry Potter pasando por Kundera, Cervantes, Nabokov y de Beauvoir. Sorprendentemente la gran mayoría de libros ha sido censurada o vetada en algún momento de la historia, ni siquiera los clásicos y la literatura infantil escapan a tan triste destino. A partir de esta reflexión la artista española afincada en Ámsterdam, Alicia Framis (Barcelona, 1976), conocida por sus proyectos comprometidos que combinan performance, elementos plásticos y problemáticas sociales, ha creado una de sus habitaciones, a la vez obra de arte y escenario de interacciones humanas.

Las hay de diverso tipo y para diferentes usos. La Habitación de los libros prohibidos, que se expone en la Fundación Blueproject hasta el 19 de mayo, es un espacio íntimo, acogedor y mullido, recabado en un contenedor de madera y forrado con 189 libros, que por supuestos los visitantes pueden ojear o incluso quedarse a leer. “Todo lo contrario que una biblioteca”, asegura Framis, ataviada con un elegante pijama azul oscuro. Las portadas, unificadas en gris, llevan impreso el relato de la censura que cada libro sufrió. “Más allá de permitir comprobar que muchas de las que ahora consideramos obras maestras fueron prohibidas en algún momento de la historia, la instalación es un pretexto para iniciar el diálogo. Lo verdaderamente importante es lo que pasa entre la gente dentro de la habitación”, explica Framis.

“La vi en la feria de Basel, formaba parte de los proyectos especiales y se presentaba en una capilla de la catedral. Me encantó”, explica Miquel Molins, presidente de la Fundación Banc Sabadell, que adquirió la obra para su colección y la muestra ahora por primera vez en España. Mientras tanto la artista está preparando otra, que la galería Juana de Aizpuru presentará en la feria de arte contemporáneo ArcoMadrid. “Será la Habitación de la arquitecta prohibida y reunirá maquetas, dibujos y vídeos de viviendas pensadas para familias atípicas o más bien para las nuevas familia del siglo XXI”, indica Framis, que en este caso se caracteriza como agente inmobiliaria y basa todos sus casos en situaciones reales.

Una de sus habitaciones más conocida, es la de los gritos, The Screaming Room. La montó hace unos años en la sede corporativa de uno de los mayores bancos holandeses y los empleados podían usarla para descargar con gritos sus emociones. “El tono, volumen y vibración de su voz era trasladada a una impresora 3D que convertía el grito en una taza de té. Fue la primera vez que se usaron las ondas sonoras para modelar un objeto tridimensional”, recuerda la artista, que ahora quiere utilizar la tecnología para alterar el espacio que nos rodea. “Concretamente quiero modificar la luz de la sala de un museo en relación al número de visitantes, sus movimientos e interacciones. La idea es que las emociones puedan cambiar la arquitectura”, concluye. Tras su presentación en Barcelona, la Habitación de los libros prohibidos viajará a Alemania y Suiza.»

Alicia Framis en la instalación



lunes, 5 de abril de 2021

¿Disparó Heathcllif a la avefría? Lo que no vio Georges Bataille

Mi capítulo preferido de Cumbres borrascosas (1847) es el duodécimo (el del delirio de Catherine Earnshaw y la huida de la hermana de Edgar Linton). 



Contiene uno de mis pasajes preferidos de la historia de la literatura y en mi opinión el más bello y significativo de la obra: aquel en el que Cathy con la imaginación desbocada trata de ordenar las plumas de su almohada que antes ha mordido y las relaciona caprichosamente con el tiempo que pasó con Heatchliff en los páramos y entonces le dice a Ellen Dean (aunque tengo la impresión de que en realidad habla solo para un lector y para ella misma):

«Y esta es de cerceta, y ésta... la habría reconocido entre miles, es de avefría. ¡Qué pájaro tan bonito!, ¡cómo revolotea sobre nuestras cabezas en pleno páramo! Quería llegar al nido porque las nubes se agarraban a los cerros y barruntaba que la lluvia se le iba a echar encima. Esta pluma la cogieron del brezal, al pájaro no le dispararon, al invierno siguiente encontramos el nido lleno de esqueletos chiquitines. Heathcliff puso un cepo encima y los padres no se atreven a acercarse. Le hice jurarme, después de aquello que nunca dispararía sobre un avefría, y no lo hizo. ¡Mira, aquí hay más! ¿Les dispararía a mis avefrías, Nelly? Déjame ver. ¿Hay alguna pluma roja?»*




Hay muchas claves que Georges Bataille (La literatura y el mal, 1957) no observó en sus reflexiones sobre el mal. Es el párrafo más detallado de la obra. Además, el juego metafórico (Cathy trataba de ordenar su propia cabeza, las plumas son los restos de un recuerdo muy frágil) sirve para revelar, a continuación, el reproche primordial: el abandono abrupto de su niñez, la entrada (no solicitada) en el mundo adulto.




La  traducción de Carmen Martín Gaite no era perfecta (se hace un lío con los tiempos verbales; fluye mejor la de Cristina Sánchez-Andrade en Siruela aunque esta tiene sus propios defectos) así que lo que llamo el «párrafo del reproche primordial» lo traslado en inglés: 

«I was a child; my father was just buried, and my misery arose from the separation that Hindley had ordered between me and Heathcliff. I was laid alone, for the first time; and, rousing from a dismal doze after a night of weeping, I lifted my hand to push the panels aside: it struck the table-top! I swept it along the carpet, and then memory burst in: my late anguish was swallowed in a paroxysm of despair. I cannot say why I felt so wildly wretched: it must have been temporary derangement; for there is scarcely cause. But, supposing at twelve years old I had been wrenched from the Heights, and every early association, and my all in all, as Heathcliff was at that time, and been converted at a stroke into Mrs. Linton, the lady of Thrushcross Grange, and the wife of a stranger: an exile, and outcast, thenceforth, from what had been my world. You may fancy a glimpse of the abyss where I grovelled! Shake your head as you will, Nelly, you have helped to unsettle me!»

Ninguna adaptación cinematográfica, salvo la de Andrea Arnold, supo captar, a mi juicio, el juego elíptico de Emily Brönte: la temperatura en la que brotó la salvaje complicidad de los dos niños sin lindes.




* Emily Brontë, Cumbres borrascosas, trad. Carmen Martín Gaite, Madrid: Bruguera, 1984, p. 141.

martes, 30 de marzo de 2021

LA NORMA Y LA IMAGEN (CCXLII): Cómo adaptar una novela al cine (VII): el gótico australiano y el derecho como texto universal


Cómo adaptar una novela al cine (VII): el gótico australiano y la justicia como guion universal.

Con el tiempo me doy cuenta de que lo que un día decidí hacer en el campo "Literatura y derecho" son estudios de "Literatura y derecho (derecho, moral y política)" desde la literatura, y, desde luego, Filosofía del derecho desde la filosofía (no desde el derecho), de forma análoga (pero ciertamente no explorada del todo) a cómo se asume sin problema que hay una sociología del derecho desde el derecho y una sociología del derecho desde la sociología.

Mi visión de las teorías de la justicia y de la literatura comparada es muy cosmopolita (no me gusta la idea de "culturas") y siento que solo algunos escritores, pocos filósofos y todavía menos juristas entienden lo importante que es evitar los actos de crueldad.

Por eso, me parece subyugadora la idea de la norma y de la literatura como un único texto (una idea querida por autores tan distintos como Borges o Vila-Matas o constitucionalistas como Peter Häberle) que funciona como origen de una serie imaginativa e infinita de variaciones en un sentido enriquecedor (y en lo que toca al derecho, acumulativo).

Al hilo de todo eso, reparo en lo mucho que me gusta la novela de la australiana Joan Lindsay "Picnic en Hanging Rock" (en la delicada editorial Impedimenta), la aportación de Pilar Adón a la historia (vasta o infinita) de "Picnic en Hanging Rock" con una trabajada traducción que la autora ha explicado en distintos lugares, y, sobre todo, lo bien que la adaptó de la literatura al cine Peter Weir (y Cliff Green).

Al hilo de todo eso, reparo en lo mucho que me gusta la novela de la australiana Joan Lindsay "Picnic en Hanging Rock" (en la delicada editorial Impedimenta), la aportación de Pilar Adón a la historia (vasta o infinita) de "Picnic en Hanging Rock" con una trabajada traducción que la propia Adón ha explicado en distintos lugares, y, sobre todo, lo bien que la adaptó de la literatura al cine Peter Weir (y Cliff Green).




Febrero de 1900, día de San Valentín: Un grupo de alumnas del selecto colegio Appleyard para señoritas se dispone a celebrar un picnic. La inocente, idílica, angelical comida campestre se torna en tragedia y luego en misterio irresoluble cuando tres niñas y una profesora desaparecen misteriosamente entre los altos y encrespados recovecos de Hanging Rock, un imponente conjunto de rocas rodeado de la salvaje y asfixiante vegetación australiana. La única chica que logra regresar no recuerda nada de lo sucedido. 

Considerada una de las más perturbadoras novelas de culto de la literatura anglosajona, Picnic en Hanging Rock dio lugar a una aclamadísima película de Peter Weir en 1975, que contribuyó a incrementar el éxito de una obra ya mítica. Jamás se reveló si los hechos narrados fueron reales o no, y ese ambiguo e intrigante juego alentó la aparición de una legión de seguidores que afirmaban conocer lo ocurrido aquel aciago día de San Valentín en el sobrecogedor paisaje de Hanging Rock.

Weir parece centrarse en la condición de las jóvenes angelicales en una edad de puente entre la infancia y la edad adulta es lo que les permite entrar en esa zona física "intermedia" entre las rocas (un portal entre realidades si se quiere), porque también son el puente entre la sociedad victoriana y la aborígenes casi aniquilados. 

Weir afirmó en una entrevista a 'Sight & Sound' en 1976 que "podía haber puesto más énfasis en (...) los invasores en un paraje extraño, en la naturaleza represiva de este pequeño trozo del Imperio; pero la atmósfera resultante de las desapariciones se convirtió en mi interés principal, y esos temas desaparecieron del primer plano".



sábado, 27 de marzo de 2021

LA NORMA Y LA IMAGEN en el día del teatro: La moral del teatro como moral de la vida

 «Partiendo del hecho escénico se ha puesto de manifiesto la influencia que las propias leyes del género teatral pueden tener en el planteamiento de los problemas morales; la presentación y el encadenamiento psicológico de los personajes están dictados por las leyes de la comedia que no son las leyes de la vida, pero que tienen tanta o mayor coherencia y rigor. La comedia no busca una concepción bien definida de la condición humana y de los valores éticos, ni tampoco trata de proponer conclusiones de moral práctica —en la mayoría de los casos dichas conclusiones se limitan al terreno de los principios generales— sino que busca sobre todo una purificación por el ridículo, una comunicación con el espectador —el cual se distancia de la acción por medio de la risa— y por ello recurre a la pintura de excesos y extravagancias de toda índole y por ende a una apología del sentido común».

Francisco Javier Hernández, «Una vida bajo el signo del teatro», en MOLIÈRE, El avaro. El enfermo imaginario, trad. carlos Ortega, Madrid: Cátedra, 1995.


El avaro o la escuela de la mentira en el Teatro Coyoacán puesta en escena de Felipe Oliva.

En el día del teatro, recuerdo que de joven ya me gustaba mucho Molière y quizá por ello en nuestro estudio sobre literatura y filosofía de las normas lo primero que leemos son los retratos de La Bruyère, los animales de La Fontaine o las inteligentísimas máximas de La Rochefoucauld.

Lo que tratamos de poner de manifiesto en el proyecto "la norma y la imagen" no es solo la transmisión de una moral desde la ficción, sino una reproducción de sentido contrario: partiendo del hecho escénico se pone de manifiesto la influencia que las propias leyes de los géneros dramáticos tienen en el planteamiento de los problemas morales, o dicho de otra forma, las leyes de la comedia tienen tanta coherencia como las leyes de la vida. 

Y lo que es más inquietante: comparten su mismo rigor.

sábado, 27 de febrero de 2021

Gamberros y otros fuera de la ley: un libro de La Felguera

Esta semana recomendamos un título de la fenomenal y singular editorial La Felguera: Fuera de la ley vol. 4. Gamberros, ultras, quinquis y clandestinos. Los bajos fondos en España (1960-1981)




«Por gamberro». Dos gamberros castigados a limpiar las calles con carteles a la espalda que dicen «Por gamberro». Valencia de Alcántara (Cáceres, 8 de julio de 1957). Del muro de Servando Rocha. Fuera de la ley vol. 4. Gamberros, ultras, quinquis y clandestinos. Los bajos fondos en España (1960-1981): un recorrido por la historia subterránea de España, un descenso a muchos infiernos, una puerta al asombro. 

Este cuarto volumen de Fuera de la ley, recomendado por el proyecto «La norma y la imagen» supone un gran esfuerzo editorial que ha cambiado la manera de ver nuestro propio pasado, incluye una joya y rareza documental: un amplio Cuaderno de Fichas Policiales, así como un Diccionario de Jerga Criminal de la época.