lunes, 30 de mayo de 2022

Disuadiendo del suicidio a Wittgenstein: una adagio de Brahms

En su tendencia (de inercia individualista, por cierto) a retener toda la obra (menos mal que a los «iusfilósofos» no se les adjudican milagros) de autores de impacto (Robert Alexy, Joseph Raz, et al.), hoy, la filosofía del derecho apenas habla del suicidio. 

Sin embargo, en España su número sigue aumentando (los 3.941 suicidios del año pasado suponen una media de casi 11 diarios).

Dentro del proyecto sobre «La norma y la imagen» que llevo en la UJI, el curso que viene mantendremos un seminario específico sobre «El suicidio y la pena: moral social y literatura»

En más de una ocasión, Steiner recuerda que Wittgenstein identificó el adagio en un cuarteto de Brahms como la única barrera que lo alejó del suicidio.





miércoles, 18 de mayo de 2022

Susan Sontag: El camp





«[...] Pero además de la seriedad (trágica y cómica) de la alta cultura y sus personajes, debemos tener en cuenta otras formas de sensibilidad creadora. Desvalorizar todo lo que uno pueda hacer o sentir con "respeto" hacia el estilo de la "alta cultura"' es desvalorizarse como ser humano.

¿Acaso no existen formas serias que llevan la marca de la angustia, la crueldad y el desvarío? Aquí sí aceptamos una disparidad entre intención y resultado. Me refiero tanto a un estilo de vida cuanto a un estilo de arte; pero tomemos ejemplos en el campo del arte. Pensemos en Bosch. Sade, Rimbaud, Jarry, Kafka, Artaud; pensemos en las obras más importantes del siglo XX, cuyo objetivo no es producir armonía sino ensanchar el medio de expresión e introducir los temas más violentos e irresolubles. Esta forma de sensibilidad insiste también en que la "obra" en el sentido tradicional (en el arte como en la vida) no existe. Sólo existen fragmentos . . . Obviamente se aplican aquí patrones diferentes a los de la "alta cultura". Algo es bueno no porque esté perfectamente realizado, sino porque revela otra clase de verdad sobre la situación humana, otra experiencia sobre lo que es ser humano, resumiendo: otra sensibilidad válida.

El camp ocupa el tercer lugar entre las formas importantes de sensibilidad creadora: es la sensibilidad de la seriedad fracasada, de la teatralización de la experiencia. El camp rechaza tanto las armonías de la seriedad tradicional como los riesgos de la total identificación con intensos estados del sentimiento.

La primera sensibilidad, la de la "alta cultura", es básicamente moral. La segunda, sensibilidad de los estados extremos de sentimiento, que inspira gran parte del arte de vanguardia contemporáneo, se afirma en una tensión entre la pasión moral y la estética. La tercera, el camp, es del todo estética.

Camp es la experiencia estética coherente del mundo. Encarna la victoria del "estilo" sobre el "contenido", de la "estética" sobre la "moral", de la ironía sobre la tragedia.

Camp y tragedia son antitéticas. Puede encontrarse en el camp una visión seria de todo lo que haga al compromiso del artista y, con frecuencia, "pathos". La crueldad es también una de las tonalidades del camp: es la crueldad lo que hace que lo camp esté presente en muchos de los escritos de Henry James (por ejemplo The Europeans, The Awkward Age, The Wings of the Dove). Pero es imposible que haya tragedia en lo camp.

El estilo es todo. [..]»



'La Beale Isoud At Joyous Gard', dibujo de Aubrey Beardsley, una de las artistas con que Susan Sontag ejemplifica la sensibilidad camp. 


domingo, 8 de mayo de 2022

EL ARTE Y SUS RELACIONES CON EL DERECHO



El arte y sus relaciones con el derecho
Nuevos estudios de cultura jurídica
(Comares, 2022)
Cristina Monereo Atienza (directora) 

«Este volumen reúne los trabajos presentados en el tercer y cuarto ciclo del Seminario Artes y Derecho, celebrados en la Facultad de Derecho de la Universidad de Málaga en los dos últimos años. La idea rectora del Seminario es la incorporación de una dimensión poco frecuentada en el ámbito jurídico y que, no obstante, es esencial para ejercer como buenos juristas, esto es, juristas críticos y sensibles con la realidad que nos rodea. Esta dimensión apela a una Cultura del Derecho rehabilitadora de destrezas que permiten pensar y actuar de manera distinta. El monográfico no es una recopilación cerrada de temas o de áreas de las artes en conexión con el Derecho, sino una ventana abierta de propuestas de discusión, entre muchas posibles. Con todo, al mismo tiempo, es un libro que permite tener una visión panorámica sobre las relaciones del Arte con el Derecho. Los trabajos han sido agrupados bajo una clásica división que diferencia entre artes ópticas o visuales (como arquitectura, artes plásticas o fotografía), artes acústicas (literatura y música) y artes mixtas (principalmente el cine).»





 


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