En uno de sus trabajos más famosos, Ai Weiwei llenó la sala de turbinas de la Tate Modern con millones de pipas de girasol de porcelana hechas a mano por artesanos chinos. Combinando su interés por el readymade con sus inclinaciones políticas, Sunflower Seeds es una muestra de la sencilla pero aun así poderosa obra del artista chino. La reputación de Ai Weiwei excede los límites del mundo del arte. Con sus performances y obras de arte apropiacionista basadas en objetos preexistentes, Ai Weiwei se ha asegurado, no sin cierta polémica, un lugar entre los artistas conceptuales más importantes del mundo, aunque también es conocido como un fenómeno de los medios sociales, un activista político y un comprometido defensor de la libertad de expresión en su China natal, donde pasó 81 días detenido en 2011. [...]
Sunflowers seeds, Weiwei, 2010 |
El arte de Weiwei está ligado al activismo. Como activista, ha criticado al gobierno chino por su postura respecto a la democracia y los derechos humanos. Su obra se ha inspirado también en casos de corrupción gubernamental y encubrimientos en China, particularmente el caso del derrumbe de escuelas en Sichuan tras el terremoto de 2008. Las pipas de girasoles de esta obra puede recordarles a los ciudadanos chinos los carteles de la época de la Revolución Cultural (1966-1976) que presentaban a Mao Tse-tung como el sol y a la masa del pueblo como girasoles vueltos hacia su persona. El propio Ai recuerda haber compartido con otros en tiempos de penuria, represión e incertidumbre unas humildes pipas y lo ve hoy como un gesto profundo de amistad y compasión humana y una metáfora de la forma en que la lucha por el derecho es una cuestión individual y a la vez colectiva. El conjunto entero de su obra puede entenderse como un alegato en torno a la libertad de expresión.