sábado, 14 de diciembre de 2013

la víctima: representaciones

Ayer me levanté más pronto de lo habitual y me di prisa, más prisa de la habitual, para llegar a la Universitat Jaume I donde en una pequeña aula de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales se iban a ver imágenes, conceptualizaciones (aunque no me guste mucho esta palabra) y representaciones de la condición de víctima y su anverso, la muy humana cuestión del periódico afán por el genocidio y la matanza. Como soy humano todo esto me interesa. Me interesaba conocer personalmente a Vicente J. Benet, historiador e historiador del cine, reciente premio Ricardo Muñoz Suay por su libro El cine español. Una historia cultural, y responsable principal del proyecto de investigación: "De víctimas a indignados: Imaginarios del sufrimiento y de la acción política".


Me interesaba escuchar a Ignacio Aymerich, aunque prácticamente le escucho cada día, hablar de "La víctima como argumento en la justificación de las decisiones jurídicas y políticas". Lo hizo, Aymerich, en el modo que pocos en España dominan como él: la weberiana búsqueda de las causas que dan lugar a los hechos. La hegeliana mirada a la historia para explicar el mundo tal como lo conocemos. 

Duelo entre universitarios en Heidelberg

La confusión sobre el lugar de la víctima, epítome de la espectacularización del dolor y de la majadaría, permitió a Aymerich recordar, a la Brecht, cuestiones hoy olvidadas como el monopolio de la violencia física legítima por parte del Estado, el tercero como entidad encargada de la resolución del conflicto, la evolución y el significado de las formas judiciales de la búsqueda de la verdad, en los términos de Foucault.


La victimización de la política


La jornada empezaba a establecer bases para la conceptualización de la víctima, así como para entender algunas de las estrategias de representación del sufrimiento en los medios audiovisuales y a continuación todo se centró en el análisis en dos casos específicos: las imágenes del gueto de Varsovia durante la Segunda guerra mundial y el centro de  torturas y exterminio de Tuol Sleng organizado por los jemeres rojos en Camboya.


Cama de hierro en Tuol Sleng, centro de torturas de los Jemeres Rojos en  Phnom Penh (Camboya).

Arturo Lozano (Universitat de València) para mí un casual, feliz y reciente hallazgo, trazó en el trasfondo de los campos de exterminio una profunda, extraordinariamente estudiada, imagen de Adam Czerniakow "Genealogía de la víctima judía: Adam Czerniakow". Lozano puede ser quien mejor conozca en nuestro país "Shoah", las más de nueve horas del documental de Claude Lanzmann sobre el irrepresentable horror del Holocausto. 


"Shoah" Claude Lanzmann (1985)

En su mirada, una prioridad lúcida: el infierno de los campos de la muerte de Treblinka, de Auschwitz-Birkenauo del ghetto de Varsovia no nos habla sólo de las víctimas, sino de los supervivientes, esto es, nos habla de nosotros mismos. 



Frente a algunas lecturas de Hannah Arendt, los líderes de los consejos judíos no fueron ejemplos de ambigüedad sino víctimas de una perversión inllevadera, obligados a hablar, incluso a negociar con los nazis, intentaron minorar lo irrebajable, contener lo incontenible, piezas de un diseño de opciones diabólicas sin salida, al modo del tormento interno de Czerniakov, cronista de lo inescribible. Czerniakov, primer líder del Consejo Judío Local (judenrat) del Gueto de Varsovia durante la ocupación nazi de Polonia, se suicidó cuando ya no pudo contener, ni soportar, el empeño nazi en destrozar el cuerpo, el corazón y el espíritu de las víctimas del peor genocidio de nuestra terrible historia.

Adam Czerniaków, (1880-23 de julio de 1942) 

Vicente Sánchez-Biosca es uno de los más destacados estudiosos del cine en España. Profesor de Comunicación Audiovisual en la Universitat de València y director de la prestigiosa revista Archivos de la Filmoteca, Sánchez-Biosca, es autor de Cine y Guerra Civil española. Del mito a la memoria (Alianza) y ha estudiado un tema de enorme interés para este blog, el imaginario y la poca pacífica relación de las imágenes con la memoria. Sánchez-Biosca compartió un trabajo sobre "Cámaras, fotos y artefactos del dolor: en torno a algunas imágenes de Tuol Sleng". 


S-21 o la "Oficina S-21" o Santebal  fue un centro de interrogación, tortura y ejecución creado por el régimen de los jemeres rojos en Phnom Penh para eliminar y destrozar personas consideradas enemigas del Estado de la Kampuchea Democrática. Creada en las instalaciones de un antiguo y prestigioso "Instituto Tuol Svay Prey", hoy museo de un, de otro, genocidio, también se le conoció como Tuol Sleng cuyo nombre significa en idioma jemer "colina de los árboles venenosos".



Con esa imágenes del terror nos volvimos, de nuevo con prisa, con otra suerte de prisa, a encerrarnos en casa.