"(...) como suelen suceder estas cosas, fue en el contexto de la crisis del petróleo de los años setenta que ponía fin al largo periodo de crecimiento económico de la posguerra, que el freno del empleo llevó a varios países europeos a formular políticas más restrictivas, no sólo en cuanto a la entrada, sino también en relación con las condiciones de permanencia y naturalización. Aparecían también las primeras expresiones de rechazo al inmigrante extranjero (incluso en España, un país que había conocido una fuerte inmigración interna) comenzando a hablarse del “problema” de la inmigración con lo que ello significaba para la imagen del inmigrante y por ende para su integración.
Desde entonces podemos incluir en el paulatino proceso de exclusión del inmigrante, las distintas fluctuaciones de un imaginario social en relación con la paralela pero igualmente creciente insistencia en las imágenes jurídicas del dispositivo de seguridad: control de fronteras, regulación de inmigración a partir de la imagen inmigrante-mercancía, fórmulas “profilácticas” de adhesión (contratos de integración), inmigrante como delincuente potencial, etc. ejemplos actuales quizás, y si se nos permite describirlo desde este ángulo, de un “pecado de pensamiento” que creemos integraban nuevas prácticas de solicitación del psiquismo humano para provecho de la sociedad receptora y que actualizaban lo que Enrique Marí había incluido bajo el rótulo de imaginario social: un particular imaginario que hace posible la reproducción del discurso del orden.
El uso electoralista en sede política y el papel creciente de los medios de comunicación (1) permitía la incidencia del discurso del orden en el fenómeno de la inmigración. El tratamiento informativo parecía crear miedos (RAMONET, 2003, 14) a partir de la relación entre inmigración, inseguridad o incluso terrorismo, insistir en la espectacularidad (sic) de un atentado o en la irrelevante identidad étnica de delincuentes comunes, enfatizar el aflujo de inmigrantes cuando rara vez se hablaba de la gente que se marchaba (...)
(...) se hablaba de la frontera como barrera física, pero también cultural: una profilaxis cultural nos atrevemos a decir, en el personal y un tanto intrincado imaginario de Sartori o en la tesis de Huntington sobre el “choque de civilizaciones” (...) otro factor de primer orden empezaba a deberse a la imagen que los inmigrantes tenían de Europa como lugar de oportunidades. (...)
El “efecto llamada” en el imaginario del inmigrante, en aquellos que están “al otro lado del paraíso” permitía una oferta en órbita precaria dispuesta a lo que fuera por alcanzar el centro del mercado global (DE LUCAS, 2004, 15) En nuestro país, el trato despectivo hacia el inmigrante percibido no sólo como diferente, sino como peligro desde distintas imágenes de diferencia, desviación, trasgresión y amenaza (VAN DIJK, 2003, 59), se veía influido a su vez por matices léxicos (persona “ilegal”) que debían alcanzar a la propia discrecionalidad jurídica y administrativa y a su recelo excesivo hacia “refugiados fraudulentos”, “matrimonios de conveniencia” etc.
El profundo calado social de las imágenes del inmigrante (2), no se debía, claro, a ninguna estratgia psicolingüística conspirativa por parte de tal o cual partido en el poder. También resultaría sospechosamente reconfortante apuntar únicamente a los medios de comunicación de masas, aunque evidentemente desempeñaron un importante papel. Las imágenes y “fetiches” (FAN, 2008, 701) de la seguridad alimentaban aquella parte de nosotros mismos que la modernidad había previsto combatir: el prejuicio, el miedo, la xenofobia, el racismo. Pero el reforzamiento de prejuicios trascendía lo meramente imaginario para traducirse en términos reales: endurecimiento de fronteras frente a “avalanchas migratorias”, “tolerancia cero” hacia el pequeño delincuente de origen extranjero, medidas en clave metafísica, de “profilaxis” cultural o eufemísticamente de integración (...)
Iniciativas, todas ellas transidas de un imaginario fundacional excluyente, pues no otra cosa, en nuestra opinión, estaba en la base del intento de buscar una identidad esencialista europea (como si hubiera alguna) en los procesos promocionales de naturalización tipo “contrato de integración”: conocimiento certificado de normas y costumbres locales como suerte de conversión o rito de paso hacia la civilización. Respuesta simplista y en cierta forma fútil porque como insistía, entre otros, Luigi Ferrajoli, la presión de los excluidos sobre nuestro mundo privilegiado se iba a acentuar a menos que quitáramos a la ciudadanía su carácter de estatus privilegiado garantizando a todos iguales derechos, incluidas la libertad de circulación (...)"
En GARCÍA CÍVICO, Jesús, "Sobre el proceso de integración social del inmigrante en España", en Revista Electrónica del Instituto de Investigaciones "Ambrosio L. Gioja" Facultad de Derecho – Universidad de Buenos Aires - Año V, Número 7, Invierno 2011.
En GARCÍA CÍVICO, Jesús, "Sobre el proceso de integración social del inmigrante en España", en Revista Electrónica del Instituto de Investigaciones "Ambrosio L. Gioja" Facultad de Derecho – Universidad de Buenos Aires - Año V, Número 7, Invierno 2011.
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(1) Sobre la influencia del tratamiento mediático , IGARTUA, J. J., HUMANES, M. L., MUÑIZ, C.,et al., “La información sobre inmigración e inmigrantes en la prensa española: ¿Barreras mediáticas a la integración o imágenes que generan xenofobia?”, Comunicación y diversidad cultural, Forum Universal de las Culturas, Barcelona, 24-27 de mayo, 2004. En un estudio que analizaba de manera agregada el tenido de los principales diarios españoles de cobertura nacional en España (El País, El Mundo, ABC y La Razón) y datos de opinión pública (barómetros mensuales del CIS), se observó que existía una relación significativa entre el volumen de noticias sob e inmigración publicadas al mes por los cuatro diarios considerados y la percepción social de la inmigración como problema para España (rho=.63, p<.05). IGARTUA, J. J., HUMANES, M. L., MUÑIZ, C., et al. “Tratamiento informativo de la inmigración en la prensa española y opinión pública”. Comunicación presentada en el VII Congreso Latinoamericano de Investigadores de la Comunicación. La Plata (Argentina), 11 -16 de octubre. Vid., también IGARTUA, J. J., MUÑIZ, C., CALVO, P., et al., La imagen de la inmigración en los informativos televisivos: Algo más que noticias, Ponencia en las IV Jornadas de Comunicación: “La imagen audiovisual: entre la Comunicación, el Arte y la Ciencia”, 27 y 29 de octubre de 2004, Universidad de Salamanca, 2004.
(2) GARCÍA CÍVICO, Jesús, “El bosque desde la villa. Imaginario social o Imaginación jurídica. Notas sobre la relación seguridad y libertad”, Anales de la Cátedra Francisco Suárez, Granada, 2009.
Extraño en el paraíso
"Dejando atrás la miseria sin bandera, Elías se embarca en un viaje que comienza en el Mediterráneo y tiene por destino París, una pequeña odisea cuyas estaciones no son ciudades sino personas, encuentros, aprendizajes... en un tono que huye del engolamiento, cuya frescura, ligereza y sentido del humor sorprenden y seducen. Edén al Oeste es un cuento contemporáneo, una ficción social más allá del cine político al uso, una estilización de escalas vitales: La primera, un renacer metafórico, para encadenar después una serie de experiencias rotundamente reales, revelaciones al ingenuo que se entrega al mundo por primera vez. Elías comienza desnudo, sin capacidad en ninguna lengua franca, en un camino del que solo conoce el destino final. Como un sincero testigo de la miseria moral de la sociedad desarrollada, sus ojos son el espejo en el que nos reflejamos, su mirada es la que nos retrata certeramente en nuestra podredumbre o esplendor, como individuos o grupo, devolviendo en justa medida lo que recibe en cada caso.
Deslumbrante en su papel, Riccardo Scamarcio protagoniza Edén al Oeste con la sequedad de un pescador viscontiniano, la agilidad de un Chaplin escamoteando un mendrugo y la profundidad serena de un personaje de Costa-Gavras. La expresividad de su cuerpo y su rostro compensan la falta de diálogo y el escaso texto con que se comunica, dominando en todo momento los registros del que se siente extranjero, del extraño que no encaja en los usos y costumbres, pero que cuando cree entenderlos siente el alivio del náufrago rescatado. Costa-Gavras, que fue inmigrante de primera clase, ha aportado, sin embargo, parte de su propia experiencia a Elías: lo que significa sentirse forastero. La desubicación extrema del inmigrante de Edén al Oeste, ilegal y precario, lo enfrenta a no llevar ropa de abrigo en medio de la nieve, pero vestido con la chaqueta heredada de un burgués cautiva a las niñatas y se gana el respeto de los papanatas que antes se tapaban la nariz ante los nuevos esclavos que el sistema económico acuciante pone a su disposición.
Afortunadamente para el sistema, cada vez se escapan más elementos del patio de atrás para convertirse en eslabones sin nombre de la cadena productiva que nos limpian el culo, se dejan follar, se suben a los más altos andamios, se asan en invernaderos... por lo que les dan y sin derechos, porque no existen. Costa-Gavras ha querido transmitir, sin grandilocuencia ni tragedia, que lo que aporta un inmigrante a la sociedad que le acoge no es un drama, sino una nueva vida que vivir en un lugar mejor".
Eva Peydró
Enlace: http://www.carteleraturia.com/textosPelis/edenAlOeste.htm
Afortunadamente para el sistema, cada vez se escapan más elementos del patio de atrás para convertirse en eslabones sin nombre de la cadena productiva que nos limpian el culo, se dejan follar, se suben a los más altos andamios, se asan en invernaderos... por lo que les dan y sin derechos, porque no existen. Costa-Gavras ha querido transmitir, sin grandilocuencia ni tragedia, que lo que aporta un inmigrante a la sociedad que le acoge no es un drama, sino una nueva vida que vivir en un lugar mejor".
Eva Peydró
Enlace: http://www.carteleraturia.com/textosPelis/edenAlOeste.htm
imagen del trabajador invitado (gastarbeiter) |