"(...) Así, en el caso de Edipo y Hamlet, en lugar de la lectura lienal/historicista de Hamlet como una distorsión secundaria del texto edipiano, el mito de Edipo es (como ya había advertido Hegel) el mito fundacional de la civilización greco-occidental (el salto suicida al vacío de la Esfinge representa la desintegración del viejo universo pre-griego), y es en la "distorsión" hamletiana del mito edípico donde el contenido reprimido de éste se articula. La prueba es el hecho de que la matriz hamletiana se encuentra por todas partes en la mitología preclásica, hasta en el propio Antiguo Egipto, cuya derrota espiritual queda sellada por el salto suicida al vacío de la Esfinge. (Y -digámoslo de pasada ¿no vale también eso para el cristianismo? La tesis de Freud ¿no es acaso que el asesinato de Dios en el Nuevo Testamento saca a la luz el trauma "denegado" del Antiguo Testamento?) ¿Cuál es entonces el secreto pre-edípico de Hamlet? Hay que quedarse con la visión de que Edipo es un mito auténtico, y que el relato de Hamlet es su dislocación/corrupción "modernizadora". La lección es que el "mito" edípico -y quizás la propia ingenuidad mítica- sirve para ocultar algún conocimiento prohibido, en última instancia conocimiento de la obscenidad del padre.
Photo: Hamlet, Lawrence Oliver, 1948 |
¿Cómo se relacionan, pues, el acto y el conocimiento en una constelación trágica? La oposición fundamental es la que se establece entre Edipo y Hamlet: Edipo lleva a cabo el acto de matar a su padre (porque no sabe lo que está haciendo). En contraste con edipo, Hamlet si lo sabe y por esta misma razón es incapaz de llegar a realizar el acto (de tomar venganza por la muerte de su padre). (...) En definitiva, en contraste con la tragedia, que está basada en un error de apreciación o en la ignorancia, el melodrama incorpora siempre un conocimiento excesivo que no es poseído por el héroe sino por su otro, el conocimiento que recibe el héroe es el último momento, en la melodramática inversión final.
Recuérdese la inversión final acentuadamente melodramática de La edad de la inocencia de Edith Warton, en que el marido, que durante muchos años ha albergado un amor apasionado e ilícito por la Condesa Olenska, se da cuenta de que su joven esposa conocía todo sobre su pasión secreta desde el principio.
La condesa Olenska justo antes de darse la vuelta, photo: La edad de la inocencia, Martin Scorsese, 1993 |
Esto ofrecería quizás una forma de redimir la desafortunada Los puentes de Madison: que, al final de la película, la moribunda Francesca hubiera sabido que su marido, un hombre aparentemente sencillo y de pocas complicaciones había estado al tanto en todo momento de su breve y apasionada relación amorosa con el fotógrafo del National Geographic y lo importante que había sido para ella, pero que había guardado silencio para no dañarla. Este es el enigma del conocimiento: ¿Cómo es posible que toda la economía psíquica de una situación cambie de forma radical no cuando el héroe aprende algo directamente (algún secreto reprimido durante mucho tiempo), sino cuando llega a saber que el otro (a que suponía ignorante de ello) también lo sabía en todo momento, aunque pretendiera no saberlo para mantener las apariencias?
En La fuerza del cariño (Terms of Endearment), Debra Winger..."
Slavoj Žižek filosofando |
Žižek, Slavoj, ¿Quién dijo totalitarismo? Cinco intervenciones sobre el mal uso de una noción, trad. Antonio Gimeno, Valencia, Pre-Textos, 2002, pp. 23, 24.