martes, 29 de marzo de 2022

Clásicos «La norma y la imagen»: Imágenes pese a todo de Didi-Huberman

«Para recordar hay que imaginar. Filip Müller, en este relato de «memorias», deja que la imagen sobrevenga y nos ofrece una turbadora imposición. Esta imposición es doble: simplicidad y complejidad. Simplicidad de una mónada, de manera que la imagen aparece en su texto -y se impone en nuestra lectura inmediatamente, como una totalidad de la cual no podría eliminarse ningún elemento, por mínimo que fuese. Complejidad de un montaje: es el contraste desgarrador, en la misma y única experiencia, de dos planos totalmente opuestos. Los cuerpos tendidos que se amontonan contra los cuerpos quemados que son reducidos a cenizas; la comilona de los verdugos contra el trabajo infernal de los esclavos «removiendo», como se decía, a sus semejantes ejecutados; los cantos y los sonidos del acordeón contra el eco lúgubre de los ventiladores del crematorio._ Todo ello es tanto una imagen que David Olére, otro superviviente del Sonderkommando de Auschwitz, dibujó esta escena exactamente, en 1947, para recordarla mejor y para permitirnos -a nosotros, que no la vimos- representárnosla [...] 

Las cuatro imágenes arrebatadas a lo real de Auschwitz manifiestan bien esta condición paradójica: inmediatez de la mónada (son instantáneas, como se suele decir, unos «datos inmediatos» e impersonales de un cierto estado de horror fijado por la luz) y complejidad del montaje intrínseco (probablemente fue preciso elaborar un plan colectivo para realizar la toma de vista, una «previsión»; y cada secuencia construye una respuesta específica a las dificultades de visibilidad: arrebatar la imagen escondiéndose en la cámara de gas, arrebatar la imagen escondiendo el aparato en su mano o en su ropa). Verdad (ante esto, estamos irrefutablemente en el ojo mismo del ciclón) y oscuridad (el humo oculta la estructura de las fosas, el movimiento del fotógrafo vuelve borroso y casi incomprensible todo lo que ocurre en el bosque de abedules).»

Georges Didi-Huberman, Imágenes pese a todo, trad. Mariana Miracle, Barcelona: Paidós, 2004, pp. 55-58.




viernes, 25 de marzo de 2022

Orientalismo de Edward Said: otra referencia para Cultura Jurídica Visual (GIECUVIJ) - UJI

Una apunte sobre esterotipos literarios en la crítica colonial:

Escribe Terry Eagleton en The Guardian que en este libro Said ha sido capaz de advertir que la apacible rutina de Mansfield Park, la mansión en la novela de Jane Austen, se mantiene con el trabajo esclavo de una isla del Caribe. 

«Sin imperio, proclama Said, no existiría la novela clásica europea tal como la conocemos» 

Así, El corazón de las tinieblas (1899-1902) de Joseph Conrad se convierte en algo más que un clásico literario; deviene una obra con una doble visión, que dibuja los horrores y caducidad del sistema imperialista, pero a la vez lo retrata como una fuerza mayor civilizatoria y necesaria. Por otro lado, Mansfield Park (1814) de Jane Austen, aun siendo anterior a la “era del imperio” propuesta por Eric Hobsbawm (y que Said adopta como referencia), se alza como un relato adulador de los valores “positivos” de Occidente (o en este caso de Gran Bretaña) y, paralelamente, tendente a negar el valor de los mundos periféricos y extraños, que se convierten en “el allí fuera” donde poder extraer beneficios a conveniencia. Para Said, estos constructos solo serían el preludio de un proceso de parasitación de los supuestos racistas, pretendidamente científicos, en las producciones culturales e ideológicas, cosa que daría la integridad cultural necesaria para los imperios. Vid. Aida, de Giuseppe Verdi. 

Jamás en toda la historia el fenómeno del imperialismo tuvo las dimensiones que alcanzara en el siglo XIX y principios del XX. Roma, Bizancio o España en su momento de máximo esplendor, no pueden compararse con Francia, Estados Unidos o Gran Bretaña. Con todo, y a pesar de que este fenómeno ha afectado profundamente la vida en las grandes capitales imperiales y en sus colonias, su influencia en los productos culturales de Occidente nunca ha sido suficientemente estudiada. 

En el libro que recomendamos, Edward W. Said, mediante un análisis sutil y brillante de algunos de estos productos más emblemáticos –la Aida, de Verdi, El corazón de las tinieblas, de Conrad, El extranjero, de Camus– ilumina la cooperación entre cultura y política que ha producido –a sabiendas o a ciegas– un sistema de dominación que implicaba mucho más que cañones y soldados, una soberanía que se extendía sobre formas e imágenes y comprometía la imaginación de dominadores y dominados. El resultado fue una «visión consolidada» que afirmaba no sólo el derecho de Occidente a gobernar, sino también su obligación. 

Said despliega, según sus propias palabras, las diferentes etapas del «contrapunto» entre metrópolis y periferias, y construye una obra indispensable para la comprensión del proceso histórico y cultural más complejo y abarcador de la modernidad.



*
Material para proyecto USE (Unibersitat Jaume I) del Grupo de Cultura Jurídica Visual: La enseñanza del derecho como ruptura de sesgos y estereotipos (y una aportación de herramientas conceptuales básicas en la relación con debates actuales de la “nueva sensibilidad”: cultura de la cancelación o la moralización y judicialización del arte)