miércoles, 30 de marzo de 2011

Oliver Wendell Holmes: The Path of the Law


A propósito de los dos grandes sistemas jurídicos y del realismo jurídico norteamericano:

En 1880 el jurista Oliver Wendell Holmes (1841.1935) impartió doce sesiones en el Lowell Institute. Base de su obra posterior: The Common Law, las "sesiones Holmes" debieron suponer  un soplo de aire fresco en el un tanto enrarecido (cabe suponer igualmente) aire de Harvard. En sus clases, Holmes criticaba el formalismo y la rigidez del derecho, a la vez que argumentaba por qué éste debía de adaptarse a las nuevas condiciones de la sociedad; consideraba que el derecho no es sólo un conjunto de reglas lógicas desarrolladas por teóricos de la ley, sino una suerte de cuerpo vivo que crece, cambia y se moldea con el tiempo: “la vida del Derecho no ha sido la lógica, sino la experiencia.”
The Common Law fue calificada como “un hito de teoría e historia legal” y “la mejor obra de derecho escrita por un estadounidense”, además de “rara y difícil de entender”... Con su publicación en 1881, Holmes consiguió un amplio reconocimiento internacional. Seguidamente comenzó a impartir clases en Harvard. Luego renunció a este cargo debido a su nombramiento como juez del Supreme Judicial Court de Massachusetts, donde ejerció durante veinte años, exhibiendo un extraordinario talento para discernir el problema jurídico y su resolución. Conocido por sus opiniones bien razonadas, fue uno de los primeros jueces en defender el derecho de asociación de los trabajadores. Cuando la mayoría del Tribunal confirmó una sentencia contra unos trabajadores por formar piquetes en el caso de Vegelahn vs Guntner, Holmes redactó un brillante voto particular, donde mantuvo que los trabajadores pueden asociarse y unirse legalmente para salvaguardar sus intereses, incluso si mediante esta asociación se causa un daño temporal a la empresa.
En 1897 Holmes publicó un célebre ensayo titulado The Path of the Law, dando origen a su teoría sobre la predicción y el uso de herramientas sociológicas para el derecho, allí menciona, por cierto, aquello de que el jurista del futuro será el experto en estadística.

martes, 29 de marzo de 2011

Hola a todo el mundo



La canción se titula "A movement between these two" y aunque el video sea francamente disuasorio (parece el anuncio de una bebida refrescante) e incluso resulte un tanto indigesta la presentación espíritual y el aroma higiénico-hippie-pijo-gospeliano que del disco hacen en las redes sociales (twitter) sus autores (un sexteto madrileño), lo cierto es que esta canción, una de las mejores del año pasado, es, como últimamente se acostumbra a decir, "una fantástica pieza de orfebrería pop". Un tema desbordante de encanto, entusiasmo y unos hallazgos instrumentales que no se le habrían ocurrido ni a Arcade Fire. Siete minutos de armonías e intensidades crecientes (especialmente desde el mínuto 4 hasta el final) con una voz cantando en un inglés más que solvente felices melodías abigarradas. Cabe todo: percusión, viento, guitarra, acordeón, ukelele y hasta coros infantiles al parecer perfectamente afinados. Todo un alarde, en fin, de imaginación musical.

El nombre del grupo resume el propósito de las primeras entradas de este blog. Se llaman así, como algún verso de Whitman: "Hola a todo el mundo".

miércoles, 23 de marzo de 2011

"Jeder Für Sich Und Gott Gegen Alle"


En 1828 se encontró en Nuremberg otro joven en estado selvático. De esos que conocemos como "niños lobo", una denominación profana, como escribe Sánchez Ferlosio en las notas del genial libro de Jean Itard Memoria acerca de los primeros progresos de Victor de l´Aveyron, ya que son muy distintos los casos de niños perdidos y distintos también los animales que acabaron adoptándolos. Define, en cualquier caso a los niños selváticos la circunstancia de haber permanecido al margen del proceso de socialización humana.

De todas formas, el de la foto no es Victor (ni Jean Pierre Cargol quien lo interpretaba en la película de Truffaut). No, el de la foto es el actor Bruno S. como Gaspar Hauser (otro caso real de, por seguir con la expresión profana, "niño lobo") en la hermosa película de Werner Herzog Jeder Für Sich Und Gott Gegen Alle (1974).
Gaspar Hauser, en la foto, se presenta de repente en el pueblo con una carta en la mano y cara de imbécil, apenas balbucenado una frase: como este blog.


Criado, al parecer, en una cueva oscura, y sabiendo sólo una frase, se convirtió pronto en un pasatiempo social, en objeto de elucubración de la incipiente (y luego de largo recorrido) psicopedagogía y en curiosidad antropológica, científica y sociológica. Gaspar o Kaspar aseguraba que estuvo encerrado en una pequeña celda oscura la mayor parte de su vida. Su ropa con restos de seda debió haber sido buena en alguna ocasión. Sus piernas estaban casi paralizadas por la falta de movimiento.
Los doctores que lo examinaron informaron que el joven ni era loco ni imbécil, pero que la separación por la fuerza y con crueldad del contacto con los seres humanos desde su más tierna infancia le habían influido en su desarrollo.
En el film de Herzog vemos cómo (Gaspar/ Bruno S.) aprende a hablar con fluidez, a leer, a escribir, y a contar con conmovedora candidez cómo fueron los primeros años de su vida: encerrado en un calabozo desde que tenía tres años, durmiendo sobre un colchón de paja, sin sonidos y con alimento que algún extraño le llevaba mientras dormía. Antes de salir al mundo un hombre se introdujo en la celda y le enseñó a escribir su nombre y las pocas frases que supo decir cuando lo encontraron.
Gaspar Hauser siguió educándose, adquirió ciertos conocimientos de poesía, música, lógica, latín y ciencia. Se ganó el cariño de todos los que le rodearon (soberbios los actores secundarios en la película de Herzog, el íntimo enemigo de Klaus Kinski). Pocos años después de ser encontrado, y tras algunos ataques fallidos contra su vida, falleció víctima de un extraño asesinato."Un desconocido muerto por un desconocido" se escribió en su epitafio. La creencia popular sostuvo siempre que Kaspar era hijo ilegítimo de una casa real.
No recuerdo ninguna película, ni novela, ni libro de no ficción (en el caso de Victor de l´Aveyron, la prosa de Jean Itard, uno de los primeros pedagogos dedicados a la enseñanza de niños sordumudos, es sencilalmente magistral) que no sea recomendable. Así pues:

Una película: Mejor dos: "El enigma de Gaspar Hauser" (Jeder Für Sich Und Gott Gegen Aller) Werner Herzog, Alemania, (1974) a ver en versión original (alemán) con subtítulos.
"El pequeño salvaje" (L´Enfant sauvage) François Truffaut, Francia, (1960).
Curiosamente en ambas suena, casí en el mismo minuto, el mismo tema de Pachabel.
Un libro: ITARD, Jean, Victor de l´Aveyron, traducción y comentarios de Rafael Sánchez Ferlosio, Alianza, Madrid, 1982.